A lo largo del proceso histórico regional, desde hace aproximadamente 20 mil años al presente, el espacio territorial que ocupan los pueblos de la actual provincia Jorge Basadre ha mutado por diferentes rezones geográficos, económicos, políticas, geopolíticas y militares.
El poblamiento de Tacna se inició con la presencia de pequeñas bandas o grupos humanos de cazadores y recolectores trashumantes, cuya economía era básicamente de subsistencia. Los bienes los obtuvieron a través del trabajo colectivo y se distribuyeron entre sí. No hubo excedentes, y por tanto diferencias sociales o clasistas. Ocuparon un dilatado medio ambiente entre el altiplano, valles intermedios, lomas y el litoral costeño. Es probable que desde estos tiempos se iniciara la ocupación tipo cuenca o por corredores naturales, Cazaban el guanaco, la taruca, la vicuña, los roedores y aves diversas, asimismo recolectaban frutos y raíces de plantas silvestres. Del litoral obtenían recursos marinos (mariscos, pesca incipiente, caza de lobos) y de lomas (recolectaban vegetales diversos, cazaban herbívoros y cánidos). Luego conocieron el fuego, como la evidencia arqueológica lo señala. Se albergaban en cuevas, abrigos y campamentos. Se trataba de migrantes estacionales o nomadistas regionales que seguían determinadas rutas naturales en post de los recursos diversos tramontando el litoral, las lomas, los valles interandinos, las quebradas, y la puna altoandina con sus bofedales, lagunas. Este sistema de vida trashumante consistía en el desplazamiento migratorio estacional según la subsistencia de recursos ya en la costa ya en los valles interandino a la puna. Todo indica que los habitantes de las zonas de región de la Sierra de Puno, Tacna y Moquegua bajaban a las lomas de la costa que se formaban en invierno debido a la alta humedad de la niebla; pero pasada la época de lomas retornaban a la Sierra o migraban a los valles en el verano. (Ayca, 2000)
Como lo sugieren los estudios arqueológicos, también esta forma de trashumancia de tipo vertical costa-sierra, fue probablemente la fundamental; pero complementada asimismo por otras formas horizontales o por los flancos tipo sierra- sierra como lo demuestran las ocupaciones en sitios próximos como Titijones, Asana (Moquegua), Toquepala (Tacna) y Chilicua desde Puno.
Posteriormente sobrevino el periodo formativo, y con él las primeras formas de sedentarismo, pastoreo y de cultos religiosos.
Al inicio de nuestra era en la zona altiplánica se desarrollaba Tiwanaku. Su apogeo ocurrió durante los siglos VIII y IX d.C., y en este periodo Tiwanaku se expandió hacia los valles costeros del sur peruano. Su presencia repercutió en toda el área, y se instaló en lugares (Locumba, Sama, Caplina) que le brindaban oportunidades productivas compatibles con las necesidades de su crecimiento económico y social. Tiawanaku decae más o menos hacia los 1,000 d.C. ó 1,100 d.C.
A partir del siglo V d.C. las relaciones socio-económicas, políticas y culturales de las comunidades aldeanas locales cambiaron cuando irrumpió la dinámica de un Estado muy desarrollado como del Tiwanaku. Las intensas relaciones costa altiplano hicieron posible la llegada del idioma aymara o jaqui a las zonas yungas y bajas, y el establecimiento de rutas o vías estables de intercomunicación regional.
En la cuenca del río Locumba, el Estado Tiwanaku, colonizó algunos sectores muy productivos en el valle (sitios arqueológicos: Alto el Cairo, Ticapampa, Cuaylata, Conostoco, San Antoni). Hizo lo propio en los valles vecinos de Sama (Sama la Antigua) y Caplina (Magollo, para y Calientes- Tocuco). Es probable que estos colonos tiwanaquenses hayan ocupado múltiples veces la cabecera de la cuenca. En el valle de Moquegua sometieron a los aldeanos de Huaracane y ocuparon Omo. De estos periféricos valles yungas y bajos obtenían el maíz, ají, zapallo, algodón, entre otros; cuyos excedentes eran dirigidos al centro y capital del Estado Tiwanaku para beneficio de la clase dirigente. Asimismo, en el litoral intercambiaban con los pescadores mariscos y pescados.
Tras la caída del Tiwanaku los mecanismos de dominación socioeconómica y cultural fueron continuados por pequeños señoríos altiplánicos (los Colla, Pacaje, Lupaca, Caranga, Ayaviri, etc.) entre los años 1000 d.C. y 1450 d.C.
La investigación arqueológica sugiere que en el ámbito de los valles de Tacna, Arica y Moquegua desde el periodo de la decadencia Tiwanaku se fue configurando una cultura regional costeña con especificidades muy propia para cada valle. Esto ocurre en grupos o formaciones locales San Miguel, Maytas, Chiribaya, Pocoma, Gentilar.
El modelo político-organizativo impuesto por los Lupaca a nuestra región fue el tipo archipiélago o descontinuado. Este control se basaba en un principio de jerarquía dual que atravesaba todo el complejo archipiélago desde el "núcleo" (Chucuito) hasta las "islas" (o zonas productivas de Locumba, Ilabaya o Candarave). La población se dividía territorialmente en mitades o parcialidades Hanan y Hurin y estas a su vez en ayllus. Cada grupo ayllal era gobernado por un cacique. La mitad ayllal o parcialidad Hanansaya siempre fue superior en linaje, territorio, y recursos agrícolas, acuíferos, ganaderos y tecnológicos a la Hurinsaya, y residía ahí el cacique mayor o mallku. Este sistema era replicado en cada enclave o zona productiva que era ocupado por los mitimaes lupacas ya en las valles costeros o interandinos de Tacna. Esto explica la existencia de una cantidad importante de parcialidades y ayllus con las mismas denominación aymara en la cuenca de Locumba, Tarata y Moquegua. En la metrópoli altiplánica (Chucuito), en el ayllo Collana de la parcialidad hanasaya residía el cacique mayor o señor principal, al igual que en la periferia o "insla".
Posteriormente el Estado imperial inca (1450-1532) diversificó los sistemas de relaciones de poder con las poblaciones locales. Es decir se superpuso a los mecanismos de control que ya habían establecido los señoríos lupaca. Para el efecto se produjo una alianza entre el Inca quechua y el Mallku aymara (Chucuito) para el control de esta jurisdicción. Era evidente que el gran Estado imperial inca supeditó y utilizó al pequeño Estado lupaca en sus propósitos expansionistas en el extremo surde los Andes.
Tras la invasión española a la región y durante la Colonia, la organización política y administrativa colonial, entendida en términos manejo y dominio del Estado colonial sobre el territorio y habitantes, se incorporó progresivamente, y tomó fuerza completa recién a inicios del siglo XVIII. Es decir aparece una nueva territorialidad sobre las sociedades indígenas y desaparece la antigua articulación espacial prehispánica. A resultas de ello, el territorio fue dividido de manera artificial de distintas maneras: las audiencias, los reinos y provincial, junto con las intendencias creadas a partir de las reformas borbónicas a fines del siglo XVIII.
El proceso de delimitación política está vinculado al proceso del control privado de la tierra, las minas, el comercio y el control político en todo el periodo. Expresa hasta qué punto el nuevo régimen feudal señorial – en este caso – logra imponerse sobre la antigua territorialidad basada en una presencia multiétnica en la cuenca o valle en función de un acceso más eficiente a recursos.
Para el caso de la cueca de Locumba, al parecer, a decir de las documentos notariales coloniales, el proceso del control de las mejores tierras entre Ite, Camiara, Cinto, Locumba, e Ilabaya, vía compras compulsivas, ocupaciones de facto composiciones, etc., se dio tempranamente a fines del siglo XVI y del XVII. A partir de entonces los hacendados dirigieron la mirada a las cabeceras de los valles o las tierras altoandinas (Mecalaco, Borogueña, Tacalaya, Camilaca) etc. En el caso de la cuenca vecina del Osmore también parece haber ocurrido lo propio. 1793 los comuneros de Pocota, Coscore de la doctrina de Torata perdieron sus tierras (alto Coscore) después que el hacendado español Baltasar Mazuelos obligara a venderla a un miembro de su familia (Eusebia Mazuelos).
A inicio del periodo republicano se crearon, entre otros, los históricos distritos de Tacna, Locumba, Ilabaya, sobre la base de los antiguos subdelegaciones que tenían los partidos o Provincias coloniales. Por el tratado de Ancón de 1883, el Perú cedía perpetuamente a Chile la provincia de Tarapacá y temporalmente las de Tacna y Arica por diez años, al cabo de los cuales se realizaría un plebiscito para elegir su pertenencia.
Luego por el Tratado de Lima, de 1929, Tacna retornó al Perú (28 de agosto de dicho año). Como consecuencia de este convenio, el Presidente Miguel Iglesias, creó por Ley, el departamento de Moquegua con fecha 1° de abril de 1884, incorporando en este nuevo ámbito jurisdiccional a los históricos distritos tacneños de Locumba e Ilabaya y a la provincia de Tarata. El presidente Cáceres por ley del 26 de octubre de 1886 anuló la creación del departamento de Moquegua, entre otros actos, retornando los distritos de Locumba, Ilabaya y la provincia de Tarata a la jurisdicción del departamento de Tacna, llamado localmente "Tacna Libre", pues desde mayo de 1880 se tenía una zona ocupada por las fuerzas chilenas. Se había formado la "provincia del cercado", dentro de este nuevo departamento de Tacna Libre, conformado por los distritos de locumba e Ite, siendo la capital el pueblo de Locumba; y además por la parte libre del distrito de Sama, y la parte libre de la provincia de Tarata, por entonces el distrito de Candarave formaba parte de esta provincia altoandina.
Con el retorno de la provincia de Tacna al Perú, los antiguos distritos de Locumba e Ilabaya pasaron a formar parte de dicha antigua provincia, como lo fueron desde antes de la guerra.
Por ley 13660 se forma el distrito de Ite, dado el 12 de junio de 1961; esta circunscripción antes había formado parte del antiguo distrito de Locumba. Posteriormente, el 21 de abril de 1988 se creó la provincia de Jorge Basadre, con los distritos de Ite, Locumba e Ilabaya.