PROVINCIA DE TARATA

Historia
Tarata posee una historia legendaria y llena de patriotismos. A continuación una reseña de la historia y como ha surgido este pueblo maravilloso.

PREHISTORIA

La prehistoria de Tarata se hunde en la oscuridad de los tiempos. Los trabajos del arqueólogo Ravines en la cueva de Karu, muestran un muy temprano poblamiento de Tarata, hacia el 7000 a.c., es decir hace más o menos 9000 años. El estudio del desarrollo cultural regional a lo largo del tiempo es una tarea que la Arqueología tiene aun por desarrollar.
No es mucho lo que se conoce del pasado remoto de Tarata. El arqueólogo Ravines halló un asentamiento del Arcaico en el sitio de Kano, en las alturas del distrito de Tarata, no muy lejos de su actual ciudad. Destacan en la provincia de Tarata, para este remoto período los petroglifos y las pinturas rupestres.

PETROGLIFOS Y PINTURAS RUPESTRES

Qhapaq Ñan o “camino real” fue el nombre que los inka dieron a la extensa red vial construida durante el Tawantinsuyo. Ella superaba los 35,000 kilómetros de longitud y fue una de las maravillas de su tiempo, pues no existía en América o España una obra de tal magnitud. Su construcción se inició a mediados del siglo XV, durante el reyno de Pachakuti y se prolongó durante el reynado de sus descendientes T’upa Yupanki, Wayna Qhapaq y Waskar. Su finalidad fue la de articular eficientemente entre sí, las diversas regiones del Imperio, así como los nuevos territorios anexados, de manera tal, que su administración política, económica y militar sea rápida y eficiente. De esta manera circularon por el Qhapaq Ñan los ejércitos inka, cientos de miles de mitmas (colonos forzados), cientos de miles de yanas (siervos al servicio del Estado) y el famoso servicio de chaskis, columna vertebral de la administración inka. El Qhapaq Ñan estaba compuesto de dos tipos de caminos: Los caminos longitudinales y los caminos transversales. Los caminos longitudinales fueron los más importantes y fueron dos; el camino longitudinal de la sierra y el camino longitudinal de la costa. El de la sierra tenía preeminencia sobre el de la costa, pues era a lo largo de él, donde se hallaban construidas las ciudades inka, que servían para administrar las provincias y desde las cuales se administraba la costa y la ceja de selva. El camino longitudinal de la costa, fue un importante camino que unía toda la región costera integrando a sus pueblos y sirviendo de medio de comunicación rápido para el Estado. Los caminos transversales fueron también de dos tipos: Los caminos transversales sierra - costa y los caminos transversales sierra - selva. Ambos tipos eran de gran importancia pues servían para comunicar y a la vez abastecer a las ciudades inka de la sierra (el eje del Imperio), con los productos del tributo de los pueblos que habitaban las dos vertientes de los Andes. Tacna y Tarata también estuvieron integradas al Qhapaq Ñan a traves de una serie de caminos transversales, que fueron usados intensamente hasta los años 50’s del siglo XX. Existe un camino longitudinal que comunica Estike, Tarata, Tikako, Sitajara, Susapaya y continua hacia la provincia de Candarave y otros caminos que unen Tarata con la puna y con la costa. Dentro de la infraestructura vial, jugaron un rol importante los T’ampus o posadas, donde los viajeros podían descansar y pasar la noche, así como alimentarse. Los t’ampus estaban administrados y eran abastecidos por los grupos étnicos por cuyos territorios cruzaba el Qhapaq Ñan y lo hacían como parte de sus tributos hacia el Estado, también estaban obligados al cuidado y mantenimiento de la red vial que atravesaba sus territorios. En Tarata, destaca por su excelente estado de conservación, el T’ampu de Chajlaka, en el pueblo de Sitajara (capital del distrito del mismo nombre). La belleza y calidad de los caminos inkas de Tarata han sido tan reconocidas, que la sección del camino inka Tarata - Tikako ha sido galardonada en enero del año 2008, como una de las “7 maravillas turísticas de Tacna”. Venga, lo invitamos a recorrer el camino real de los inkas!.

Las pinturas rupestres suelen hallarse exclusivamente en aleros de rocas, grutas u cuevas. Siempre protegidas de la acción de la lluvia, que las destruiría inmediatamente. Se adaptan al relieve de la roca, sobre la cual han sido impresas, el cual puede ser semiplano, irregular o de caras desarticuladas entre sí. Se les pintó generalmente con ocre de color rojo (arcilla rica en óxido de hierro), en menor número se las puede hallar pintadas de color ocre amarillo.
La interpretación de los petroglifos y pinturas rupestres es tarea muy ardua y no siempre posible, debido a que la cosmovisión del hombre prehistórico no era similar a la de aquel, de períodos más tardíos, que sí es más conocida. Generalmente, los motivos se refieren a elementos de la fauna local que les era importante, económica o ritualmente. Es muy frecuente la representación de camélidos aislados o en grupos; en menor grado, de cérvidos o también, escenas de cacería de los mismos. Los motivos pueden ser realistas o abstractos. Pueden ser también geométricos, tales como círculos, espirales, círculos concéntricos o muy estilizados, a un nivel al cual, su interpretación resulta prácticamente imposible.
La provincia de Tarata tiene un buen número de sitios que contienen tanto petroglifos, como pinturas rupestres. Entre ellos destacan en primer lugar, el campo de petroglifos de Sujilbaya, en Koropuro (distrito de Chukatamani), luego Qhanajiri y Mokara en el distrito de Tarata. También se pueden hallar petroglifos en Estike pampa y Tikako, entre otros. Destacan por sus pinturas rupestres, los distritos de Sitajara, Susapaya y la localidad de Talabaya en el distrito de Estike pueblo.

Luego, existe un vacío a lo largo del Período Precerámico hasta el Período Inicial, marcado en su inicio por la aparición de la cerámica, que en el Sur del Perú, es tardío y aparece hacia el primer milenio antes de nuestra era. Probablemente la andenería de Tarata, pertenezca al Período previo a la aparición de la cerámica, ella constituye uno de sus grandes y singulares atractivos. Se trata de una red gigantesca de andenes, muchos de los cuales, son hasta el día de hoy trabajados y constituyen la base de la economía agrícola, sustento de la generalidad del pueblo de la provincia. La andenería es producto del trabajo continuo de muchas generaciones a lo largo de miles de años, con toda seguridad, tiene su inicio antes de nuestra era y antes de la llegada de los Tiyawanaku, y se desarrolló con el tiempo, hasta alcanzar su máximo esplendor en el Tawantinsuyo, el cual simplemente la administró eficientemente. La actual línea de andenes bajo cultivo, es superada ampliamente en más de 100 metros por andenes en abandono desde el período colonial, debido a la merma de la población y de la disminución del recurso hídrico. Existen algunos sitios arqueológicos que podrían estar relacionados a este remoto Período pre - Tiyawanaku.