EN EL NORTE EXISTE LA CULTURA DEL INDIVIDUALISMO, EN EL SUR HAY MÁS COHESIÓN SOCIAL

Juan Gamarra Nieto. Sociólogo y docente universitario.


Mientras en Lima y el sur del país la gente sale a protestar contra el alza de los combustibles, en el norte no hay movilizaciones. ¿Por qué esa pasividad de la gente?

En principio hay que recordar que el sur del Perú es el territorio más castigado, el que más pobreza registra en el país. Por lo tanto, cualquier incremento siempre es altamente sensible a la población, ¿no? Ese es un punto. Segundo, históricamente también la población del sur ha sido muy maltratada desde la época colonial, diría desde la época de la conquista, y entonces esa población tiene un recuerdo histórico de ello, y ante situaciones como la del incremento de los precios es sensible a reaccionar, muchas veces no de una manera tan pacífica como la toma de carreteras.

En el norte se nota cierta indiferencia.

Así es, en el norte no digamos que se vive en el paraíso, pero socioeconómicamente estamos mejor y eso lleva también a que la población esté menos cohesionada que en el sur, donde la sociedad es más unida.

Aquí persiste la indiferencia frente a las protestas…

En el norte hay menor cohesión social.

Esta semana han habido protestas en Trujillo contra el alza de pasajes, pero ha sido escaso el número de personas que ha salido a las calles. Y hablamos de un incremento que afecta a nuestros bolsillos.

Esa indiferencia es lamentable. El norte tiene una cultura del individualismo, en cambio en el sur aún se vive la época del trabajo comunal. Hay más unidad en la población. En el norte se ha perdido un poco eso.

Incluso pocas autoridades se pronunciaron contra el incremento de los pasajes.

Las autoridades están en otra. Algunas están mirando más las elecciones municipales y regionales. Simplemente están mirando intereses propios y políticos partidarios. Están más preocupadas en quién va a ser su sucesor.

O a quiénes van a suceder.

Tenemos alcaldes que están más concentrados en su postulación de un distrito a otro que en lugar de culminar bien su gestión. Otros tienen familiares como candidatos. Son otras preocupaciones las que tienen ellos.

¿Qué hacer para acabar con ello?

Bueno, acá desde la sociedad civil tiene que haber mayor organización, generar mayor sensibilización hacia temas comunes que nos involucren a todos y no solamente a un grupo y generar toda una incidencia política. Tienen que haber acciones de presión al Gobierno nacional, regional y local para corregir. Implica todo un trabajo de cohesión social, de organización desde la sociedad civil. No tenemos una agenda común de trabajo, cada quien baila con su pañuelo. Hay mucho egoísmo. Se nota poco trabajo en equipo.

Encima no hay liderazgo en la sociedad civil.

Nos falta. La sociedad civil organizada significa los sindicatos, colegios profesionales, gremios empresariales, iglesia. Hay una serie de organismos, pero mientras no haya liderazgos y puntos comunes de diálogo, simplemente esto se convierte en “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

Lamentablemente los gremios sindicales no andan bien. Hay dos facciones magisteriales, siete sindicatos de construcción civil y colegios profesionales con escaso protagonismo. Desde ahí estamos mal.

Claro, pero es natural. Hay organismos paralelos y contrarios dentro de un mismo gremio, pero eso no quita que cuando haya liderazgos se convoque y que los puntos de agenda sean comunes. Los de izquierda y derecha deben unirse. Falta liderazgos, capacidad de convocatoria para proponer soluciones a los problemas.

Las autoridades deberían entonces alinearse en base a esos objetivos.

Por supuesto; sin embargo, usted ve que al margen de la coyuntura electoral se nota un conflicto entre el gobernador (Luis Valdez) y el alcalde (Elidio Espinoza). Siguen peleados y al final ¿quién paga los platos rotos? El ciudadano de a pie. Hay que pensar en el bienestar de la comunidad.

FUENTE: La República